TE HERÍ SEÑOR
Te herí, Señor, ya siento tu mirada,
Te herí, Señor, ya siento tu mirada,
penetra hasta mi alma, deshace mis entrañas,
¿Te herí Señor? tal vez con mis palabras,
¡Has llorado, Señor!, caen tus lágrimas
como gotas de nieve hasta mi alma
y la siento tan fria que me hiere
al faltarle el calor de tu mirada.
Mi alma es como un barco que marcha a la deriva,
no hay en mi reposo, me agobia mi penar
Penar por mi tibieza, penar por mi pecado
y peno porque Tú también sufriendo estás.
Por mi, Señor, de nuevo agonizante,
de nuevo te han herido los clavos de la cruz,
de nuevo mi maldad clavó en tu costado
la lanza dura y fría, ¡Por mí, por mí, Jesús!
¡Perdóname, Señor, he apartado la mirada,
y como un día Pedro, me hundí en la tempestad
mas mírote de nuevo, mi mano ten muy fuerte,
¡Contigo estoy segura, no temo nunca más!