TU SANGRE
El valor de tu sangre, Cristo mío,
hace que pueda elevar mis ojos cada día,
hacia tu cielo puro y cristalino
¡Cuan terribles, Señor a Tu Presencia!
mis pecados tan sucios y enlodados
hizo falta que una lanza dura y fria
traspasara cruelmente tu costado.
Y abriera ese raudo manantial
que corriendo a su paso da la vida
recogiendo de la muerte el alma mía
presentándola ante Ti, sin mancha, limpia.
¡Oh gracias, Jesús, Señor Divino
ofreciste tu Vida por la mía,
y tu sangre es ofrenda para siempre
que me abre el camino hacia la vida!