SEÑOR JESUS VINISTE
Señor Jesús viniste, del cielo descendiste
me viste tan perdida, a un paso del infierno
que aunque costó el tormento, tu cruz y tu martirio;
Mi deuda tu pagaste, tu sangre fue el gran precio
mas no había otro medio, tu mismo te entregaste,
la dura cruz cargaste, el peso te agobiaba,
tu corazón rasgaba, te hería mi pecado,
y en la cruz clavado, Señor, cual estandarte,
mostraste en Cielo y Tierra, que Tu me perdonaste.
Es Crito quien ha muerto, el hijo fue entregado,
luego resucitado en gloria eterna asciende,
ahora es mi abogado, me guía y me defiende.
¿Quién acusarme puede delante de su Padre?
¿Quién acusarme puede delante de su Padre?
¿Quién puede separarme de mi Señor amado?
Ni trono o potestades podrán hacerlo nunca
pues Cristo en sus heridas me tiene a mi esculpida
mi vida está en su vida, mi triunfo está en su triunfo
¡ y al irme de este mundo veréle agradecida!