LA VOZ DE CRISTO
Agobiado por el peso del nefasto y cruel pecado,
consumido y degradado, corre el hombre en sus caminos,
así mi alma afligida, estaba también esclava
Vacío, sólo vacío, llenaba mi pobre alma
y un terror ante mis ojos se erguía cual cruel gigante,
Era la muerte triunfante, era temor a sus garras
que apresan y que despojan con un frío penetrante.
Todo era oscuro, tinieblas, preguntas no contestadas
¿Porque estoy corriendo agitada si todo conduce a nada?
¡Nada, no hay esperanzas, no sé que será el mañana!
Todo se cierne en tormenta sobre el viejo y pobre mundo
y yo, ser tan diminuto, perdido en la inmensidad,
¿Dónde estaré? ¿A qué meta al fin habré de llegar?
Así vivía en penumbras, hasta que un día cual rayo
de luz clara y penetrante, dulces palabras oí:
¨YO SOY LA LUZ de este mundo,
sígueme,no habrá tinieblas,
¨YO SOY LA LUZ de este mundo,
sígueme,no habrá tinieblas,
y de la muerte que apresa también librarte podré.
He vencido en el Calvario, he derribado al gigante,
con mi sangre derramada, saldé tu deuda tan grande.
Ahora si hay esperanza, hay vida y en abundancia para todo
aquel que cree y pone en mi su confianza.¨
Era la voz de Cristo, que en la Biblia se levanta,
la oí y por fé a sus plantas derramé mi pobre alma
¡Si Señor, creo que fuiste inmolado por salvarme,
dame perdón, vida, esperanza, dame tu mano y levanta
esta pobre alma sedienta que hoy ante Ti se quebranta!
Busca al crucificado, confiésale tu pecado,
mira por fé al Calvario y tu también serás salvo,
entonces por el camino juntos podremos andar,
pues Jesucristo ha vencido, ¡La muerte no será mas!