EL SALVADOR
Rugen tempestuosos los sórdidos vientos,
se agrieta la tierra y explota el volcán,
los mares levantan bravíos oleajes
Cesan luego. Silencio. Enmudecen.
Y en medio del monte que ha sido el sostén
la cruz se levanta donde han clavado
al Hijo, al Hombre y al Dios a la vez!
¡Matadle, matadle! han hecho sentencia,
¡Matadle, matadle! han hecho sentencia,
¡Clavadle en la cruz, pues es un ladrón!
En cambio era el Hijo, que su vida ha dado
y ellos la han pagado con crucifixión.
Le miran con mofa los que le han clavado,
le escupen, le ultrajan, se rien de El.
¡Sálvate a ti mismo, oh rey de judíos!
Le gritan y alcanzan a su boca hiel.
Después solo queda el cuerpo sangrante
del que por salvarnos su sangre vertió
del que por llevarnos consigo a la gloria
pasó por la muerte mas cruenta y atroz.
Cae de rodillas ante Jesucristo,
puede ser si quieres hoy tu Salvador,
por ti ha pagado el precio tan alto,
por ti agonizante su vida entregó.
Luego alza tus ojos y mírale vivo,
sentado por siempre a la Diestra de Dios
llevando en su cuerpo aún las heridas,
el precio pagado por darte perdón.