EL DIVINO ESCULTOR

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Libro de Poesias

El Divino Escultor

Estando persuadido de esto: " Que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el Dia de Jesucristo

Filipenses 1: 6

Escritora Melita de Macchia

INTRODUCCION Es mi deseo al presentar este libro, que llegue a vuestras manos y su lectura sea de bendición e inspiración para acercarnos a Cristo, ya que Él es el tema y motivo del presente. Mis sentimientos y experiencias en la vida cristiana me han llevado a expresar estas poesías, que quizás sirvan a los que las leen. Humildemente, no pretendo que sea una obra literaria, sino que el fin, como ya lo he dicho antes, sea una sincera expresión de nuestro sentir por el Señor Jesucristo, nuestro Señor y para gloria de su Nombre. Agradezco también a los que han hecho posible esta edición, asi como a los que me han ayudado en el copiado e impresón de poesías, mis sobrinos Sandra y José Farao. Dedico este libro a mi esposo, hijos y nietos que alegran mi vida y me alentaron a editar el presente.A mis amados hermanos de diferentes Iglesias, algunos ya con el Señor, que aprobaron y compartieron las poesías.
Melita de Macchia

NUESTRA IGLESIA 
Se ve una luz brillar en las tinieblas,
se ve una fuente de agua dando vida,
se ve en medio del desierto de este mundo
un oasis de paz, lleno de dicha.
Todo en derredor es muerte y frio,
espanto, sin sabores y congojas,
guerras y odios y sangre como rios
que a las almas de paz feroz despojan.
Se yergue victoriosa Nuestra Iglesia
hogar del fatigado peregrino,
que recorre incansable la carrera
que lo lleva hacia el cielo, su destino.
Aqui toma alimento, fé, vestido,
inclina su cabeza sobre el pecho
y en los brazos amantes del maestro
toma aliento y sigue su camino.
Aqui vengo a contarte mis angustias,
mis fracasos, mis triunfos, mis flaquezas,
y respondes llenando mi alma débil
con tu poder, renovándome las fuerzas.
Reunidos con hermanos disfrutamos
el gozo que nos trae comunión
y en Espíritu contamos tus loores
henchido de esperanzas el corazón.
Rodeamos Tu Persona y olvidamos
las penas y dolores de este mundo,
te miramos muriendo por nosotros
y se aviva el amor aún más profundo.
Con tu mano poderosa nos congregas,
con tu brazo extendido nos proteges
no podrá vencer el adversario
si cuida el Pastor de sus ovejas. 
Por eso te rogamos, hoy, Señor,
nos tengas unidos para siempre
hasta el día glorioso en que estaremos
gozando Tu Presencia eternamente.