JERUSALEN CELESTIAL
Desciende del cielo entre esmeraldas,
vestida de jaspe y de cristal
la Esposa ataviada por su Amado
Su amado encuentra en ella su delicia
pues con su misma sangre la lavó
y de lino fino y resplandeciente
como novia a desposarse la atavió.
Ni arrugas, ni manchas, ni asperezas,
ni llanto, ni muerte, ni dolor,
ni sombras, pues es su Amado en ella
la Luz que la ilumina, el fuerte sol
Lleva en alto el Nombre de su Amado
pues todo por ella El entregó,
y derrama su luz a las naciones
a todos los que están en derredor.
¡Venid, oh ángeles, unamos nuestro canto,
pues vemos del Creador la Redención,
vemos su obra entre los redimidos,
los vemos recrearse en mutuo amor!